Sorpresas de la Vida…


“La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay ay ay…”, reza una canción, a mí me acaba de dar una para enseñarme que no iba por buen camino o al menos, por el sendero mas adecuado.
Muchas veces hablo de tomar el camino del corazón pero a veces, casi sin darme cuenta, (aunque tomo conciencia de ello pero busca excusas para continuar ese rumbo), me aparto de este sendero entrando en el ritmo acelerado del que quiere llegar a alguna parte.

La vida me enseñó esta semana pasada de golpe y sin avisar que anduviera con mas cuidado, mas sosegado, mas pausado… llevaba sobre dos meses trabajando de sol a sol en el campo y sobre todo en la construcción de un hogar donde habitar junto a mi compañera y retoño, a un ritmo desbordante, derrochando mas energía de la que podía recuperar y sobre todo sin apenas disfrutar del proceso evolutivo del hogar, hasta que fruto de esta falta de energía la vida me lanzó un cubo de madera a la pierna izquierda para dejarme paralizado durante varios días, cualquiera podría pensar “vaya fastidio, tengo el tendón jodio…” y ese fue mi primer pensamiento, pero tras varios días de reposo entendí que lo necesitaba plenamente, el reposo físico y el psicológico, por eso la vida me lo dió.
Como cuando alguien se encoleriza y tras recibir una “guantada” en la cara vuelve a su estado natural de calma, así he recibido una guantada sin manos, para poder volver a retomar el trabajo desde una perspectiva diferente, así he entendido que debo volver al camino del corazón, al de disfrutar de lo que hago, como lo hago, cuando lo hago y al ritmo que puedo realizarlo, y si el hogar queda terminado antes bien, si queda después bien y si no queda concluido bien también, porque este camino no lleva a ninguna parte, no hay destino al que llegar, tan solo dejas de caminar cuando exhalas por última vez y para eso espero que me quede mucho, ¿Para qué correr tanto?

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