Mística y Maga


Esta es la historia de dos personas que la vida les llevó a encontrarse en dos espacios similares colindantes, los espacios habían sido esquilmados siglos atrás por la avaricia de la humanidad que ansiaba explotar el terreno hasta sus máximos niveles y que hasta el momento así había perdurado…

Ambas personas llegaron con la intención de sanar las heridas de aquella Tierra cuasi infértiles y plenamente desérticas en cuanto a flora y fauna.

A una de las personas podríamos llamarla “Mística” y a la otra “Maga”, parecían ser parecidas en sus intenciones pero la puesta en práctica les diferenciaba.

Mientras “Mística” gestionaba su espacio desde la contemplación, el respeto y la bendición constantes a la Madre Tierra; “Maga”, nada más llegar se puso a actuar, aquí sembró un árbol, allá un matorral por un lado colocaba montones de piedras, por otro establecía un estanque, su labor era incesante día tras día, mientras la luz del Padre Sol le permitía cuidar de aquel espacio, con cariño y respeto.

Ambas personas fueron creciendo y evolucionando desde su perspectiva de cómo cuidar a la Madre Tierra, “Mística” llegaba a estadios meditativos profundos, se inspiraba con los elementos y poseía visualizaciones de la Realidad.

“Maga” iba comprendiendo a observar la Naturaleza, reproducir microorganismos y macroorganismos, flora y fauna, conectándolo en un Todo gracias a su capacidad de mezclar los 5 elementos esenciales, aunque no meditara sobre el poder de lo Holístico como su vecina, si que lo vivenciaba.

Los años fueron pasando, poco más de un septenio de vida y el espacio de “Mística” aún reflejaba el deterioro acometido por sus antiguos antecesores casi en la misma proporción, en cambio, el espacio de “Maga” había transmutado extraordinariamente, los miles de árboles que fueron sembrados y cuidados habían tomado un gran porte, al refugio de ellos habían llegado, lagartijas, amantis, insecto palo, escarabajos, libélulas, pajarillos mil… ¡El desierto había transmutado en oasis!.

A “Mística” su enseñanza contemplativa le había despertado la capacidad de oratoria, su aprendizaje le había permitido sentirse segura de sí misma y por ende se sentía en la obligación moral de instruir a las demás en cómo alcanzar la iluminación del conocimiento interior.

“Maga” cada vez fue entrando en un estado de silencio más prolongado, mientras cuidada del espacio conectaba con el entorno y aprendía cada vez más la importancia de la salud integral de un ecosistema. Siendo el respeto y valoración de la biodiversidad y las pocas palabras teóricas su baluarte de conocimiento.

“Mística” y “Maga” se respetaban y apoyaban mutuamente hasta un suceso que los diferenció drásticamente.

En el espacio de “Maga” donde la vida había recibido una explosión de vida en múltiples formas desde un equilibrio flora-fauna diseñado para que no existiera intervención humana mas allá de la propia implementación habían llegado una veintena de gatos hambrientos que habían sido alimentados por “Mística” durante el mismo periodo de tiempo y que en ese momento se cansó de sostener, por lo tanto, estos animales felinos nada más introducirse en el nuevo espacio para ellos esquilmaron todo lo creado (diseñado para que se creara por si) por “Maga”, pajarillos, lagartijas, escarabajos… todo desapareció entre los estómagos de estos felinos.

“Maga” fue con moderación y pocas palabras a pedirle a “Mística” que interviniera en el problema que había creado con ese aumento de población gatuna que estaba deforestando la diversidad de fauna.

Pero para su sorpresa la postura de “Mística” fue clara y tajante:

  • Me estás diciendo o insinuando que me deshaga de los gatos, ¡Qué malvado que eres!.

Y es que para “Mística” la vida de unos pocos animales de la misma especie debe prevalecer por la de cientos de distintas especies.

Y así fue como “Maga” tras más de un septenio enfocada a permitir la creación de Vida en sus diversas formas tuvo que asimilar la muerte de todas ellas en manos de unas pocas garras cobijadas bajo la moralidad suprema de “Mística”, la contemplativa, la meditativa, la que instruye lo correcto de lo que no, lo malvado de la bondad…

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