Ética y animales no humanos 2


Vivimos en una sociedad donde los individuos rara vez se plantean el impacto ético de sus actos, mucho menos si el objeto de tales actos es un animal. Esta situación ha comenzado a cambiar. Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

oscar horta

Nos ponemos en contacto con Óscar Horta para hablar sobre ética y alguna cosa más. Óscar Horta es Doctor en Filosofía por la Universidad de Santiago de Compostela, donde en la actualidad es profesor de Filosofía Moral y Política. Ha sido investigador en diversas universidades extranjeras, así como de la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología. Ha escrito sobre distintos temas relacionados con la ética y los animales, como se puede consultar en su blog Ética más allá de la especie, y es activista por los animales, habiendo pertenecido a diversas organizaciones antiespecistas y colaborado con otras.

 

1. Parece que la ética es cosa de sesudos estudiosos que debaten entre ellos usando terminología ininteligible para el común de los mortales. En tu opinión, ¿qué sentido tiene la ética para la sociedad en general?

La ética de lo que va es de lo más básico: de cómo vivimos. La ética es la reflexión sobre la moral, y la moral no es otra cosa que los propósitos que buscamos, en último término, al actuar y vivir de un modo u otro. Por ejemplo, podemos decidir vivir de modo que seamos más felices sin importarnos los demás, o de modo que hagamos que los demás se encuentren en la mejor situación posible, o de modo que respetemos ciertas normas como no matar, no robar, etc. Es imposible no tomar decisiones acerca de esto. O actuamos de un modo o de otro, o vivimos de un modo o de otro. Es imposible no tener, pues, una moral.

Hay gente que no se plantea estas cosas, simplemente sigue aquello que ha aprendido desde pequeño o pequeña que se ha de hacer sin cuestionárselo jamás. Pero mucha otra gente reflexiona sobre estas cosas, se pregunta si debe vivir de un modo u otro, conforme a ciertos propósitos u otros. Al hacer esto, están haciendo ética. Los estudios en ética simplemente analizan estos temas con mayor profundidad y criterios de rigor, considerando muchas contribuciones que ya otras personas han hecho sobre el tema e indicando contradicciones que sin un análisis en detalle pueden pasar desapercibidas.

 

2. ¿Podemos hablar de ética o éticas animalistas? ¿Qué espacio ocupa el animalismo dentro de la ética en general?

En ética existe un campo que recibe el nombre de Ética Animal. Ésta trata de las razones que tenemos para tener en cuenta a los animales no humanos, y de si está justificado discriminarlos o no, como sucede hoy en día por causa del especismo.

Como la ética se ocupa de reflexionar sobre cómo vivir, y el modo en el que vivimos afecta a los animales no humanos, está claro que la Ética Animal tendría que ser de gran importancia en los estudios en ética. Desgraciadamente, todavía recibe mucha menos atención de la que debería.

Las razones para respetar a los animales no humanos son las mismas que las razones para respetar a otros seres humanos, o para que otros nos respeten a nosotros y nosotras

Sobre esto es importante tener en cuenta una cosa. Para respetar a los animales no necesitamos una ética nueva. En realidad, muchas personas en nuestra sociedad, si no la mayoría, ya aceptan que el sufrimiento y la muerte son cosas negativas. Están de acuerdo en que ayudar a los demás es algo positivo. Aceptan que beneficiarse a costa de causar daños a los demás que no aceptaríamos sufrir en nuestro caso no es justificable. Creen que hemos de actuar de forma coherente y en base a aquello que es verdaderamente relevante. Piensan que no debemos discriminar a nadie. Etcétera. Y estas ideas suponen tener en cuenta a los animales.

Es por esto por lo que no necesitamos principios éticos nuevos. Simplemente, necesitamos mostrar que las posturas éticas que la mayoría de la gente ya tiene son incoherentes si no incluyen el pleno respeto por todos los animales sintientes. Que son sus propias ideas las que las han de llevar a adoptar una posición antiespecista. Mostrar esto es un objetivo básico de quienes trabajan en Ética Animal con un punto de vista antiespecista.

racismo sexismos especismo

3. A diferencia de otros códigos formales, como los que nutren ciertas religiones, los principios animalistas carecen de premios y castigos “tangibles”. No hay ningún infierno reservado para los torturadores de animales no humanos. ¿Por qué respetar esos principios éticos?

Muchas personas no son religiosas y no creen que por respetar a los demás seres humanos les vayan a dar un premio, o que les vayan a castigar por no hacerlo. Y sin embargo lo hacen. Esto sucede así en distintas partes del mundo. De hecho, quienes verdaderamente respetan a los demás lo hacen por eso mismo, porque los tienen en cuenta, no porque ello pueda resultar en que ganen algún premio. (Esto, obviamente, al margen de que en ocasiones ayudar a los demás pueda ser satisfactorio).

En el caso de los animales no humanos sucede exactamente lo mismo. Las razones para respetar a los animales no humanos son las mismas que las razones para respetar a otros seres humanos, o para que otros nos respeten a nosotros y nosotras.

Supongamos el caso de alguien que no tiene en cuenta para nada a los demás y actúa de formas que dañan horriblemente a todo el mundo. La mayoría consideramos que alguien así es una persona repulsiva (por no usar otros términos que igual se nos vienen a la cabeza). Ahora bien, no habría ninguna diferencia entre alguien así y otra persona que solo respetase a los demás por el premio o castigo que podría recibir por ello y pasaría a dañar horriblemente a los demás si no existiese tal premio o castigo.

 

4. La lucha contra el especismo y la defensa de los derechos de los animales no humanos es joven respecto a otras reivindicaciones sociales como el fin del racismo, sexismo y en general cualquier mecanismo de discriminación. Sin embargo, comparten fundamentos. ¿Por qué hemos de esperar al siglo XX para que se materialice, formalmente, la defensa de los derechos animales?

Bueno, ya en la antigüedad te puedes encontrar a gente como Plutarco o Porfirio que presentaban muchos argumentos que a día de hoy seguimos usando para cuestionar la discriminación de los animales no humanos. A su vez, en el siglo XI nos encontramos al filósofo árabe vegano Al Ma’arri. Y en el siglo XIX tenemos a otro pionero antiespecista e igualitarista como Lewis Gompertz. Pero no dejan de ser figuras puntuales.

No es sencillo saber qué fue exactamente lo que ha provocado que haya sido en el siglo XX cuando ha aparecido el antiespecismo como movimiento y la defensa del fin de la explotación animal. Parece más o menos claro que un papel clave ahí lo han jugado las posibilidades mucho mayores para la transmisión de ideas que se dan a partir del siglo pasado y la existencia de una evolución en las actitudes morales, ligada a tales posibilidades y al acceso masivo a la cultura.

Tendríamos que estar más formadas sobre cuestiones diversas como estrategias de comunicación, estructura socio-política, nociones de biología animal, nutrición vegana, argumentación y ética

Por otra parte, algo que se discute es el papel que en esto jugó el movimiento por el bienestar animal. Éste surgió a principio del siglo XIX en núcleos urbanos del norte de Europa y del mundo anglosajón debido, entre otros factores, a que con el desarrollo urbano de esa época muchos animales eran matados o explotados hasta la muerte frente a todo el mundo en el centro de las ciudades, a la vista de todo el mundo. (Por ejemplo, muchos caballos morían en la calle explotados hasta la muerte pues por entonces eran el medio básico de transporte, y muchos bueyes, ovejas, cerdos y otros animales eran matados para ser comidos en plena plaza pública). Esto movilizó a los fundadores y fundadoras del entonces llamado movimiento para la prevención de la crueldad (que luego ha sido conocido como movimiento por el bienestar animal). Éste buscaba minimizar los daños que se infligen a los animales en su explotación, pero acepta que tal explotación tenga lugar.

Según una posible explicación de los hechos, la existencia de este movimiento pudo favorecer el surgimiento posterior del antiespecismo. Según otra interpretación, no fue el movimiento por el bienestar animal el que propició el surgimiento del antiespecismo, sino que ambos movimientos tuvieron una causa común. De acuerdo con esto, el bienestarismo habría aparecido antes por ser más aceptable y por no darse aún en el siglo XIX las condiciones para la aparición del antiespecismo.

En cualquier caso, esto no tiene implicaciones en relación a las críticas que se puedan hacer al movimiento por el bienestar animal por aceptar el uso de animales. Ni lo es en relación a cuál es la mejor estrategia a seguir por el antiespecismo. Esas son cuestiones distintas de esta por la que me has preguntado, que tiene que ver con el origen histórico del antiespecismo.

 

5. ¿Cuáles son las diferencias que justifican la separación conceptual entre: Ética Animal, veganismo, activismo en defensa de los Derechos Animales, antiespecismo y animalismo?

Como ya hemos visto, la Ética Animal es el estudio de  cómo debemos actuar en la medida en que ello afecta a los animales no humanos. En un sentido amplio, dentro de quienes trabajan en este campo son posibles, por tanto, posiciones muy distintas, tanto favorables como desfavorables hacia los animales no humanos. En un sentido más concreto se llama Ética Animal a la defensa de la consideración moral de los animales.

El veganismo es una posición consistente en renunciar a actuar de forma que necesariamente ocasione daños a los animales no humanos (hay quien lo define hablando de los animales en general, lo que incluye a los seres humanos).

El activismo por los derechos animales es, siguiendo lo que el nombre dice, el dirigido a conseguir que a los animales no humanos les sean reconocidos derechos. Actualmente, la ley distingue entre: por una parte, las cosas y, por otra, las personas. Solo las personas disfrutan legalmente de derechos. Pero las personas, es importante tener esto en cuenta, no son los seres humanos. Las empresas, por ejemplo, o los organismos públicos son también personas legalmente. Pues bien, al reivindicar derechos para los animales, lo que se reivindica es que éstos sean reconocidos como personas legales con derechos. Cuando alguien posee derechos, ello implica que sus intereses se ven protegidos, de forma que ya no puede ser tratado como un esclavo propiedad de otros. Asimismo, quienes tienen derechos tienen también el derecho a ser asistidos en situaciones en las que es posible hacerlo y sufrirán daños notables si no reciben ayuda.

Por ello, el activismo por los derechos animales busca el fin del uso de animales como recursos a nuestra disposición. Pero de la idea de los derechos, también se sigue la lucha por que éstos sean ayudados cuando lo necesiten, incluso aunque los daños que sufren no los hayamos causado nosotros mismos. Por ello, la lucha por los derechos animales implica la defensa del veganismo, pero no solo eso, sino que va más allá. También defiende que actuemos a favor de los animales.

El antiespecismo va más allá que los derechos animales. Exactamente del mismo modo en el que el antirracismo va más allá de la abolición de la esclavitud racista o de los derechos civiles. El antiespecismo se opone a toda discriminación. Se opone, por tanto, a que demos más importancia a los intereses de los seres humanos que a los de los demás animales, incluso aunque esto se haga sin explotar a estos últimos.

Así, por ejemplo, alguien que sea vegano o vegana, pero ayude a los seres humanos y no a los animales de otras especies, estará siendo especista. El antiespecismo va por lo tanto más allá de la adopción del veganismo, y también de la defensa de los derechos animales. Es la posición más coherente y la que los animales necesitan que defendamos.

Por último, el término ‘animalismo’ es muy amplio y puede nombrar cosas distintas, por lo que hay que prestar atención a su uso. Por una parte, por ‘animalismo’ a día de hoy se entiende, a veces, una posición a favor de dar a los animales un respeto mayor del que hoy en día reciben. Pero claro, esto, aunque es compatible con una oposición de la discriminación y la explotación de los animales, también es compatible con una aceptación de éstas, pero en condiciones menos dañinas para sus víctimas. O con una oposición a ciertas formas de explotación animal pero no a otras. Por ejemplo, hay gente que defiende que se mate a los animales para su explotación pero se opone, por ejemplo, a que se cause mucho dolor a los animales cuando se los mata. Y gente que defiende los mataderos, pero se opone a las corridas de toros. En este sentido tan amplio puede suceder, incluso, que haya gente que trabaje en el mundo de la explotación animal y que aun así se aplique a sí misma la etiqueta de animalista.

Ante esto, hay otro sentido de ‘animalismo’ más concreto. Éste consiste en identificarlo con la defensa de aquello que va en los intereses de los animales. En este sentido, el animalismo lo que viene a suponer es la defensa de posiciones pro derechos animales o, más en rigor, antiespecistas.

 

6. En el ámbito de las ciencias naturales un modelo científico debe ser coherente para ser válido. ¿Crees que en el ámbito de la ética la coherencia es fundamental para su validez? En otras palabras, ¿ser coherente con una ética animalista implica el veganismo?

La coherencia es necesaria en todo ámbito. Incluso si hablásemos, por ejemplo de algo tan peculiar y personal como el gusto también la coherencia sería necesaria. Yo puedo decir que me gusta el chocolate o decir que no me gusta, pero no tiene sentido que diga que me gustan todos los derivados del cacao y no me gusta el chocolate, porque eso es una contradicción.

En el caso de la ética sucede lo mismo. Ha de tenerse coherencia entre las distintas posiciones que se toman. Y, por otra parte, si alguien dice algo pero hace otra cosa, podemos decir que la posición moral que adopta no se define por lo primero, sino por lo último, por lo que hace.

Como se comenta en la pregunta anterior, el término “animalista” puede entenderse de manera muy amplia para nombrar cualquier clase de posición que dé a los animales no humanos una consideración mayor que la que se les da a día de hoy. En ese sentido tan general se puede pensar que el animalismo no implica el veganismo, pero ello es así porque supone una posición muy vaga e insustancial, que no viene a decir casi nada. Pero si por “animalismo” entendemos una consideración en serio de los animales, como defiende el antiespecismo, entonces resultará claro que el animalismo implicará por fuerza el veganismo.

 

7. La consideración hacia los animales no es una postura reciente en la historia y ha convivido con visiones radicalmente opuestas, como el mecanicismo cartesiano. A día de hoy las ciencias naturales dejan poco espacio a la duda en el sentido de que la diferencia entre humanos y no humanos dista de ser esencial. ¿Cuáles son los principales obstáculos para aceptar una realidad que se muestra evidente: la lógica de otorgar derechos a los animales, cuanto menos como sujetos pacientes?

En realidad, las semejanzas biológicas entre animales no humanos y humanos no son en sí lo importante. Lo verdaderamente relevante no es que compartamos con otros animales una gran parte de nuestro material genético, o que descendamos de un tronco evolutivo común, o que tengamos organismos semejantes. Lo relevante es que somos sintientes, esto es, que tenemos experiencias positivas y negativas.

En cuanto a los obstáculos para respetar a los animales no humanos, el primero consiste por supuesto en el desconocimiento. La mayoría de la gente jamás ha oído hablar de los argumentos para respetar a los animales no humanos y rechazar el especismo. Siendo así es normal que no se planteen hacerlo.

En este sentido, un obstáculo muy importante que tenemos hoy en día es que mucha gente confunde nuestro movimiento con otro muy diferente del nuestro, el ecologismo. Esto hace que crean que nuestras ideas son las de este otro movimiento, cuando no es así. Mientras que nuestro movimiento defiende que respetemos a los animales como individuos sintientes, el ecologismo se ocupa de que se conserven las especies y los ecosistemas. De hecho, cuando hay contradicciones entre ambos objetivos, desde el ecologismo se defiende que se elimine a los animales para conseguir tal fin. (Un ejemplo claro de esto lo tenemos en el caso de las matanzas de animales foráneos o que amenazan la pureza de ciertas especies; como los mapaches, lobos híbridos, patos rufos, cotorras, perros asilvestrados, etc.; que hoy en día son cazados y matados por motivos ecologistas a lo largo del Estado español, medida contra la cual han luchado el Partido Animalista PACMA y otras organizaciones defensoras de los animales. Otro ejemplo, lo vemos en la defensa de la caza tradicional y la pesca que han hecho organizaciones ecologistas como Greenpeace o Equo, la defensa de la experimentación con animales que ha hecho Adena-WWF, etc. Otro, en la oposición ecologista a que ayudemos a animales que lo necesitan porque ‘no es natural’, como cuando se rescata a animales de especies ‘sin valor ecológico’ como palomas o cérvidos, se les dan vacunas contra enfermedades, se les da de comer, etc.

Así, mientras la gente siga confundiendo a la defensa de los animales con este otro movimiento, que de hecho a menudo defiende justo aquello a lo que nosotros nos oponemos, como es la matanza de animales, nuestro mensaje no será entendido. De hecho, será como si no existiese, permanecerá invisible. Y los animales seguirán siendo vistos como una mera parte del entorno, y no como lo que son, individuos que sufren y disfrutan, como tú y como yo. Más aun, se puede dar el caso de que la gente crea que apoya la defensa de los animales cuando dona dinero a organizaciones ecologistas.

Por tanto, el reto principal que tenemos a día de hoy para ayudar a los animales es conseguir que la gente sepa de qué hablamos cuando defendemos el respeto por ellos, que conozca las razones para no discriminarlos y que empatice ante su situación.

Ahora bien, hay además otros obstáculos que dificultan el avance de nuestra lucha. Éstos consisten básicamente en la costumbre, y el gusto y beneficio obtenido al usar los bienes y servicios de origen animal, así como en la existencia de ideologías especistas. No obstante, no son obstáculos insalvables, y prueba de ello es el avance progresivo que se da hoy en día en el número de personas antiespecistas y veganas.

Gran parte de la gente actúa en función de las ideas morales imperantes en el contexto en el que viven. Esto es importante tenerlo en cuenta, pues muchas veces se cree que la gente simplemente actúa del modo más egoísta en que le resulta posible, y las cosas no son exactamente así. La gente actúa muchísimas veces de forma egoísta, pero hay ciertos límites a esto. La gente suele adaptarse a normas sociales firmemente establecidas.

En las sociedades en las que vivimos continúa existiendo un enorme nivel de racismo, pero este no es tan marcado como el de siglos pasados. A su vez, se perciben ciertos avances en lo que toca al cuestionamiento del sexismo. Así, la esclavitud racista o el sufragio masculino ya no resultan aceptables a día de hoy para la mayoría de la gente, aunque muchísima gente continúe no queriendo tener a personas de ascendencia de otras zonas en sus familias y viendo a las mujeres como objetos sexuales. En el caso del especismo es esperable que se pueda dar una evolución semejante.

 

8. ¿Qué evolución has visto en el movimiento animalista español desde que empezaste en él? ¿Cómo ves el futuro?

Yo creo que en general la valoración que se puede hacer es positiva, aunque hay cosas por mejorar.

En los noventa casi no había nadie que fuese antiespecista o vegano en el Estado español. Con todo, a lo largo de esa década los activistas comenzaron a trabajar de manera cada vez más organizada y unida, y se pudo ir llegando a la situación que se dio hace poco más de diez años, a principios de la década pasada, en la que comenzó a surgir el concepto de organización antiespecista con unas ideas y orientación más o menos clara en términos de estrategia y fines, y con unas aspiraciones a realizar un trabajo cada vez más profesional. Y en estos últimos diez años y pico, ello ha dado resultados con el aumento espectacular del número de personas antiespecistas y veganas. Éstas no han surgido de la nada: su aparición ha sido el resultado del trabajo llevado a cabo durante muchos años por unas pocas personas al principio, y luego por cada vez más gente que se ha ido uniendo.

De todo esto hay que concluir que el trabajo ha salido bien. No obstante, tampoco quiere decir que todo haya salido perfecto. Durante muchos años un obstáculo fundamental para el avance del antiespecismo han sido los enfrentamientos dados en su seno por motivos relativos a las opciones estratégicas a seguir o por razones personales. Lamentablemente, esto sigue sucediendo, aunque ya, según avanzamos y maduramos, en menor medida. Uno de los retos para el antiespecismo consiste en ir dejando esto atrás.

Por otra parte, un punto en el que se ha ido a mejor radica en que hay una mayor preparación por parte de la gente más implicada en el movimiento. Las organizaciones hacen un trabajo más profesional debido a esto. Han aprendido no solo de teoría antiespecista, sino también de organización, comunicación, planificación, etc…

Sin embargo, no ocurre lo mismo en el caso de la preparación de la mayoría de las personas implicadas en el movimiento. Aquí el grado de formación -de media- no ha ido a más en los últimos años, sino a menos. Hace, por ejemplo, 10 años, había muy pocas personas concienciadas con el antiespecismo, pero con mucho interés por leer y aprender del tema. Hoy en día no sucede del mismo modo. Se puede ver, por ejemplo, que en las redes sociales circula muchísima comunicación constante de eslóganes que las personas implicadas con el antiespecismo ya conocen, pero que pueden resultar útiles para atraer a alguna gente nueva al movimiento. Ahora bien, el problema es que no se va mucho más allá. No hay un trabajo de formación para que todas y todos aprendamos, leyendo e investigando por nuestra cuenta y, sobre todo, poniéndolo en común y aprendiendo de los y las demás.

Se puede pensar que la responsabilidad de esto es de las organizaciones antiespecistas. Pero ese es un análisis simplista y erróneo. No considero aceptable la idea de que se puede culpar de todo a las organizaciones. Creo que mejorar este problema es responsabilidad colectiva de todas las personas que estamos en el antiespecismo. Y creo, de hecho, que todas las personas activistas tenemos mucho que trabajar y aportar en este sentido, tanto en la medida en que trabajemos en organizaciones, como en cuanto a nuestra aportación individual.

No es necesario que todas y todos sepamos de todo; la especialización es necesaria. Pero en general las personas metidas en el antiespecismo tendríamos que estar más formadas sobre cuestiones diversas, relativas tanto a lo que defendemos como a cómo defenderlo. Estas cuestiones incluyen, por ejemplo, los modos en los que tienen lugar las transformaciones sociales, las estrategias para la comunicación, estructura social y política, nociones de biología animal, nociones de nutrición vegana, y por supuesto, argumentación y ética animal, entre otras.

 

9. En junio de 2011, activistas de las organizaciones Igualdad Animal y Equanimal fueron detenidos, y algunos de ellos encarcelados simplemente por sacar a la luz imágenes de la explotación existente en distintas granjas de animales. El proceso sigue abierto en la actualidad con muchas personas defensoras de los animales imputadas. ¿Asistimos a un avance en la presión contra el avance de la ética con los animales?¿Cómo debe actuar el activismo en defensa de los animales frente a esta realidad?

Este proceso es una injusticia contra las personas imputadas y constituye, además, una forma de promover que haya más sufrimiento animal en el mundo, como si hubiese ya poco.

Las personas imputadas en este caso lo han sido simplemente por mostrar a la luz la situación en la que se encuentran los animales, haciendo una labor de periodismo de investigación que ayuda a que la sociedad esté más informada sobre la realidad en lo que toca a los animales. Si se condena a estas personas por esa actividad útil, pacífica y altruista será una injusticia terrible. Por ello se ha de luchar para que no ocurra.

Pero además aquí también hay otras razones en juego.

Para aquellos sectores sociales con un interés en que la explotación de los animales siga adelante es conveniente que la defensa de los animales no avance. Una forma efectiva de conseguir esto es que la sociedad vea a quienes defienden a los animales como unos radicales extremistas con ideas minoritarias y extravagantes que además atentan de forma vandálica y violenta contra aquello que acepta la mayoría de la sociedad. Por ello se busca que los medios de comunicación presenten así a quienes defienden a los animales. Y que les sean impuestas a las personas imputadas condenas que reafirmen aún más tal imagen. De ahí lo negativo de este proceso para los animales.

Ante esto, lo que se debe hacer es actuar para evitar que tales objetivos sean conseguidos. Es necesario luchar para que no haya condenas. Y también que la gente, esto es, la opinión pública, no vea a los activistas como quienes se oponen a nuestro movimiento quieren que éstos sean vistos. Hay que mostrar a la sociedad que quienes defienden a los animales no son radicales con ideas extravagantes y minoritarias. Por el contrario, en línea con lo que se dijo ya más arriba, hay que hacer ver que lo que defienden va en línea con principios morales que la mayoría de la sociedad acepta. Y es necesario que nos vean como lo que somos, personas que simplemente queremos un mundo mejor, con menos sufrimiento y muerte. Y que para lograrlo simplemente mostramos nuestros argumentos y ofrecemos la información que obtenemos, de forma pacífica, honesta y sincera, así como respetuosa y amable con la gente de a pie, de la cual somos parte.

Para la explotación animal es conveniente que los defensores de los animales sean vistos como radicales; la forma de contrarrestarlo es mostrándonos como lo que somos, personas normales. Para la explotación animal es conveniente que aparezcamos como locos o fanáticos; hemos de mostrar que somos personas razonables, dialogantes y comprensivas. Para la explotación animal es conveniente mostrarnos como violentos; recordemos una vez más que defendemos un activismo pacífico, que simplemente intentamos ofrecer unos argumentos y una información de primera mano sobre los animales. Para la explotación animal es conveniente la imagen de activistas rabiosos rompiendo cosas; mostremos la imagen real de activistas cercanos y cercanas, personas sinceras y educadas ofreciendo información de manera amable, con una motivación ética y altruista. La mejor forma de luchar contra la imagen negativa que quieren dar de nosotros y nosotras, es mostrar la imagen positiva de lo que realmente somos y hemos de ser para defender mejor a los animales.

En definitiva, todo esto nos da razones para apoyar la defensa de las personas imputadas en este proceso y limpiar el nombre del movimiento antiespecista. Este proceso ya ha conseguido dañar a esas personas, a las cuales nadie les compensará el sufrimiento que han tenido que vivir, aun cuando no sean condenadas. Y también ha dañado a los animales, al hacer que muchos recursos que podrían ser destinados en conseguir un mundo mejor para los animales tengan que ser empleados en defender a activistas y al movimiento antiespecista de infamias e injustas condenas. Pero puede tener un impacto negativo aún mayor. Por ello, hay que trabajar para conseguir que la sinrazón y la defensa del sufrimiento animal no venzan en este proceso.

 

10. ¿Cómo ves el panorama actual del animalismo en el ámbito internacional?   

A día de hoy, debido al papel jugado por internet, y en particular por las redes sociales, se puede decir que existen distintos movimientos en función del idioma usado en su comunicación. Aunque se pueda seguir hablando del movimiento en el Estado español, otro en México, otro en Argentina, en Chile, Perú… Realmente a día de hoy existe ya un movimiento a nivel del mundo de habla hispana. Y este movimiento es distinto de otros.

En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, existen grandes organizaciones muy profesionalizadas, cuya carga de trabajo descansa en mucha menor medida en voluntarios, en comparación con lo que ocurre en el mundo de habla hispana. En el caso británico, además de las organizaciones generalistas como Animal Equality, existen múltiples organizaciones sectoriales. Y, sobre todo, un gran número de colectivos locales que acaparan gran parte del trabajo de base de voluntarias y voluntarios. En otros países, como Suecia o Austria, existen grandes organizaciones junto a colectivos más pequeños con presencia sobre todo local. En fin, que el panorama es muy diverso.

En Estados Unidos se ha hecho mucho trabajo dirigido a conseguir cambios legales y en las regulaciones de las propias industrias de explotación animal. En el caso británico, se ha hecho mucho trabajo dirigido a clausurar ciertos establecimientos en los que se explota a los animales.

El caso del mundo de habla hispana es distinto. Aquí en lo que se ha hecho más hincapié, al menos hasta ahora, ha sido en la concienciación antiespecista. Aunque se hacen campañas de lo más diverso, el fin central general se puede decir que ha consistido mayormente en éste (con toda una serie de excepciones, por supuesto).

Esto lo veo positivo, y creo que va a servir para conseguir un mayor avance en cuanto a avanzar hacia un mundo con menos especismo, un mundo más justo para todas y todos. De hecho, creo que es también positivo que esta línea de activismo comienza a ser vista como un referente también desde fuera, en otros contextos lingüísticos. Mucha gente cree, por ejemplo, que solo se puede ayudar a los animales de manera significativa consiguiendo cambios legales. Tal posición es equivocada. En primer lugar, la forma principal en la que los animales son dañados hoy en día a manos humanas no es en los casos puntuales de crueldad, sino mediante su explotación masiva, que hoy en día es completamente legal (como sucede en el caso de su explotación en granjas y mataderos), y que la mayoría de la gente apoya. Asimismo, también la mayoría de la gente considera absurda una ley que implique destinar esfuerzos notables a ayudar a los animales que lo necesiten. En segundo lugar, no se pueden conseguir cambios legales mínimamente significativos si no hay una amplia concienciación social sobre el tema. No es ya que sin concienciación no se pueda conseguir la abolición de la explotación animal o derechos de asistencia para los animales que lo requieran, es que no se pueden conseguir ni siquiera otros cambios mínimos a favor de los animales. Y es evidente que no estamos aún en esa situación en lo que toca a la explotación animal y el especismo. En tercer lugar, es posible luchar contra esa explotación y contra todos los demás daños que padecen los animales mediante el activismo dirigido a cambiar la mentalidad de la gente: cada año hay más personas veganas y contra el especismo, lo cual supone un cambio notable. Este proceso de concienciación es, pues, el que resulta imprescindible.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que llevamos muy pocas décadas trabajando en esto y la mayoría de la gente, como es normal, desconoce nuestra causa, lo que nos muestra que tenemos todavía mucho que hacer a la hora de concienciar sobre el especismo y sus consecuencias.

 

11. En la actualidad existen en el Estado español varias organizaciones animalistas, incluyendo un partido político como es el Partido Animalista PACMA. Además de santuarios e infinidad de protectoras y refugios de animales. Es obvio que responden a una realidad social, pero, desde un punto de vista estratégico, ¿cómo ves tal dispersión?

En un escenario ideal se daría una situación de mayor unidad, lo que redundaría en un mejor aprovechamiento de recursos, una mayor capacidad de actuación, etc. No obstante, ello no es posible debido a las diferencias de tipo estratégico que hay, que por otra parte son comprensibles.

También hay otros factores que contribuyen a esto, como la intención que se puede tener de levantar un proyecto propio, y la incapacidad de llegar a acuerdos, de negociar situaciones satisfactorias de trabajo conjunto con las siguientes concesiones, etcétera. Estos factores van a seguir estando presentes, de manera que más que lamentarlo de lo que se trata es de trabajar del mejor modo posible teniendo en cuenta las circunstancias en las que estamos. Y, sobre todo, hacerlo de forma respetuosa, multiplicando nuestra eficiencia entre los distintos proyectos y organizaciones, aun cuando cada uno vaya por su propio camino.

Pero por otra parte, hay que tener en cuenta que la diversidad de proyectos también tiene una parte positiva. Tenemos un movimiento en el que hay organizaciones generalistas, un partido político, refugios/santuarios, un centro legal para la defensa de los animales, proyectos que trabajan en el campo de la educación y el mundo académico y de la investigación, proyectos que trabajan en el ámbito de la comunicación… Cada una de estas iniciativas puede ayudar a difundir el antiespecismo de una forma distinta, quizás llegando a un público diverso. Esto enriquece nuestro movimiento.

 

Fuente de la Entrevista: https://www.acabemosconelespecismo.com/

 

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